1 God, Who at various times and in various ways spoke in times past to the fathers by the prophets,
2 has in these last days spoken to us by His Son, Whom He has appointed heir of all things, through Whom also He made the worlds;
3 Who being the brightness of His glory and the express image of His essence, and upholding all things by the Word of His power, when He had by Himself made purification for our sins, sat down at the right hand of the Majesty on high,
4 having become so much better than the angels, as He has inherited a more excellent name than they.
5 For to which of the angels did He ever say: You are My Son, today I have begotten You? And again: I will be to Him a Father, and He shall be to Me a Son?
6 And again, when He brings the Firstborn into the world, He says: Let all the angels of God do homage to Him.
7 And of the angels He says: Who makes His angels spirits and His ministers a flame of fire.
8 But to the Son He says: Your throne, O God, is forever and ever; a scepter of uprightness is the scepter of Your Kingdom.
9 You have loved righteousness and hated lawlessness; therefore God, Your God, has anointed You with the oil of gladness, beside Your companions.
10 And: You, Lord, in the beginning laid the foundation of the earth, and the heavens are the works of Your hands.
11 They will be destroyed, but You remain; and they will all grow old like a garment;
12 like a cloak You will fold them up, and they will be changed. But You are the same, and Your years will not fail.
13 But to which of the angels has He ever said: Sit at My right hand, till I place Your enemies as Your footstool?
14 Are they not all ministering spirits sent forth to minister for those who are about to inherit salvation.
Comentario de la Biblia de Matthew HenryEsta epístola muestra a Cristo como fin, fundamento, cuerpo y verdad de las figuras de la ley, las que por sí mismas no eran de virtud para el alma. La gran verdad expresada en esta epístola es que Jesús de Nazaret es el Dios verdadero.
Los judíos inconversos usaron muchos argumentos para sacar de la fe cristiana a sus hermanos convertidos. Presentaban la ley de Moisés como superior a la dispensación cristiana. Hablaban en contra de todo lo relacionado con el Salvador. Por tanto, el apóstol señala la superioridad de Jesús de Nazaret como el Hijo de Dios, y los beneficios de sus sufrimientos y muerte como sacrificio por el pecado, de modo que la religión cristiana es mucho más excelente y perfecta que la de Moisés. El objetivo principal parece ser que los hebreos convertidos progresen en el conocimiento del evangelio, y así establecerlos en la fe cristiana e impedir que se alejen de ella, contra lo cual se les advierte con fervor. Aunque contiene muchas cosas adecuadas para los hebreos de los primeros tiempos, también contiene muchas que nunca cesan de interesar a la iglesia de Dios, porque el conocimiento de Jesucristo es la médula y hueso mismo de todas las Escrituras. La ley ceremonial está llena de Cristo, y todo el evangelio está lleno de Cristo; las benditas líneas de ambos Testamentos se juntan en Él, y el principal objetivo de la epístola a los Hebreos es descubrir cómo concuerdan y se unen dulcemente ambos en Jesucristo.
Versículos 1-3.
La dignidad insuperable del Hijo de Dios en su Persona divina, y en su obra de mediación y creación. 4-14.
En su superioridad a todos los santos ángeles. Vv. 1-3. Dios habló a su pueblo antiguo en diversos tiempos, en generaciones sucesivas y de maneras diversas, como le pareció apropiado; a veces, por instrucciones personales, a veces por sueños, a veces por visiones, a veces por influencia divina en la mente de los profetas. La revelación del evangelio supera a la anterior en excelencia por ser una revelación que Dios ha hecho por medio de su Hijo. Al contemplar el poder, la sabiduría y la bondad del Señor Jesucristo, contemplamos el poder, la sabiduría y la bondad del Padre, Juan xiv, 7; la plenitud de la Deidad habita no sólo como en un tipo o en una figura, sino realmente en Él. Cuando, en la caída del hombre, el mundo fue despedazado bajo la ira y la maldición de Dios, el Hijo de Dios emprendió la obra de la redención, sustentándolas por su poder y bondad todopoderosa.
De la gloria de la persona y el oficio de Cristo, pasamos a la gloria de su gracia. La gloria y naturaleza de su Persona, dio a sus sufrimientos tal mérito que eran satisfacción plena para la honra de Dios, que sufrió un daño y afrenta infinitas por los pecados de los hombres. Nunca podremos estar suficientemente agradecidos que Dios nos haya hablado de la salvación en tantas formas y con claridad creciente, a nosotros, pecadores caídos. Que Él mismo nos haya limpiado de nuestros pecados es un prodigio de amor superior a nuestra capacidad de admiración, gratitud y alabanza.
Vv. 4-14. Muchos judíos tenían un respeto supersticioso o idólatra por los ángeles, porque habían recibido la ley y otras noticias de la voluntad divina por su ministración. Los consideraban como mediadores entre Dios y los hombres, y algunos llegaron tan lejos como para darles una especie de homenaje religioso o adoración. De manera que, era necesario no sólo que el apóstol insistiera en que Cristo es el Creador de todas las cosas, y por tanto, crerador de los mismos ángeles, sino en que era el Mesías en naturaleza humana resucitado y exaltado, a quien están sujetos los ángeles, las autoridades y las potestades. Para probar esto cita varios pasajes del Antiguo Testamento. Comparando lo que Dios dice ahí de los ángeles con lo que dice a Cristo, se manifiesta claramente la inferioridad de los ángeles respecto de Cristo. Aquí está el oficio de los ángeles: son los ministros o siervos de Dios para hacer su voluntad, pero, ¡qué cosas grandiosas dice el Padre de Cristo! Reconozcámosle y honrémosle como Dios, porque si no hubiera sido Dios, nunca hubiera hecho la obra de mediación y nunca hubiera llevado la corona del Mediador. Se declara cómo Cristo fue apto para el oficio de Mediador y cómo fue confirmado en él: Lleva el nombre de Mesías por ser el Ungido. Sólo como Hombre tiene sus semejantes, y como ungido con el Espíritu Santo; pero está por sobre todos los profetas, sacerdotes y reyes, que hayan jamás sido empleados al servicio de Dios en la tierra.
Se cita otro pasaje de la Escritura, Salmo cii, 25–27, en el cual se declara el poder omnipotente del Señor Jesucristo, tanto al crear el mundo como al mudarlo. Cristo envolverá este mundo como si fuera un ropaje, para que no se abuse más de él, ni sea usado como lo ha sido. Como soberano, cuando los ropajes de su estado estén doblados y guardados, sigue siendo el soberano, de la misma manera nuestro Señor seguirá siendo el Señor cuando haya dejado de lado la tierra y los cielos como un ropaje. Entonces no pongamos nuestros corazones en lo que no es lo que creemos que es, y no será lo que es ahora. El pecado ha hecho un gran cambio en el mundo, para peor, y Cristo hará un gran cambio para mejor. Que estos pensamientos nos alerten, diligentes y deseosos del mundo mejor.
El Salvador ha hecho mucho para hacer que todos los hombres sean sus amigos, pero tiene enemigos, aunque serán puestos por estrado de sus pies, por la sumisión humilde o por la destrucción extrema. Cristo seguirá venciendo y para vencer. Los ángeles más excelsos no son sino espíritus ministradores, sólo siervos de Cristo para ejecutar sus mandamientos. Los santos son herederos en el presente que aún no han entrado en plena posesión. Los ángeles les ministran oponiéndose a la maldad y al poder de los malos espíritus, protegiendo y cuidando sus cuerpos, instruyendo y consolando sus almas, sometidos a Cristo y al Espíritu Santo. Los ángeles reunirán a todos los santos en el último día, cuando sean echados de la presencia de Cristo a la miseria eterna todos los que pusieron su corazón y sus esperanzas en los tesoros perecederos y en las glorias pasajeras.